Existen manuscritos que demuestran que ya en el s. IX los monjes sufíes de Yemen tomaban café para mantenerse despiertos durante sus meditaciones. Según cuenta el códice Abd-Al-Kadir, el árbol crecía salvaje en Abisinia (actual Etiopía) y tras su descubrimiento accidental por Omar, un aspirante a médico originario de Mocha, el café se empezó a cultivar y a tomar en las comunidades religiosas yemenitas.
Desde ahí se fue extendiendo su uso entre los sufíes de la península arábiga, Egipto, Siria, Persia y Turquía, por lo que el puerto de Mocha concentraba el tráfico mundial de café entre los ss. XV y XVIII. En las culturas árabes se popularizaron los establecimientos llamados «escuelas de sabios» donde intelectuales de todos los ámbitos tertuliaban mientras tomaban café. El Imperio otomano, a través de Italia y Austria, introdujo la costumbre de tomar café entre las clases aristocráticas de Europa. En el s. XVII se abrieron las primeras cafeterías en las ciudades más importantes: Londres, París, Viena, Venecia y Amsterdam acogieron la moda no sólo de tomar café, sino de reunirse en lugares públicos para discutir sobre temas políticos y religiosos.
Tanto la preparación como la degustación del café se han ido adaptando a las diferentes culturas: con o sin azúcar, con especias, hervido, filtrado, con leche, con nata, sirope, licores… el café parece ser un alimento de primer orden en medio mundo. Incluso después de muchas investigaciones finalmente se le atribuyen más beneficios que perjuicios: es antioxidante, previene la diabetes tipo II, reduce los niveles de ácido úrico, previene la cirrosis hepática, es energizante y favorece las funciones neurotransmisoras del cerebro por su aporte de potasio, magnesio, manganeso, vitaminas B2, B5 y niacina.
El consumo de café se ha duplicado en los últimos veinte años y sigue aumentando, pues países con menos tradición cafetera como Japón, China y Rusia se suman a este hábito. La manera de tomarlo va cambiando y se consume en la calle, en los parques, durante los trayectos…
Ofrecer un excelente café puede ser un punto fuerte y fidelizar clientes. En García de Pou ponemos a su disposición nuestra gama de vasos para bebidas calientes que además reforzarán su branding:
Los vasos de cartón de doble pared con cartón ondulado son los más recomendados para bebidas muy calientes.
- Puede proveerse de varios tamaños para cafés cortos, largos, con leche, capuchinos, etc.
- Cada tamaño con su tapa negra para facilitar el transporte y el consumo en el exterior.
- ¡Y son personalizables!
Los vasos térmicos de foam blanco
- también están en varios tamaños
- con tapa lift’n’lock que permite beber con paja o directamente
- con tapa cappuccino
- con tapa óptima que permite abrir y cerrar para que no se vierta el líquido.
Entonces ¿su café fideliza clientes?